La inflación esta de moda: cómo nos vamos a vestir durante la recesión económica
Texto por Roy Saldívar. Collage por YoAlli.
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Es indiscutible que la moda ha funcionado como un indicador histórico y cultural a lo largo del tiempo. Después de una pandemia y la presente invasión rusa en Ucrania, la economía mundial se encuentra en crisis. Entrar en una recesión económica afectará múltiples aspectos de nuestras vidas y no está de más preguntarnos ¿cómo cambiará nuestra forma de vestir ante tal fenómeno?
En el libro Macroeconomía, Paul Samuelson y William Nordhaus definen recesión económica como “una fuerte disminución del producto, ingreso y empleo, que generalmente se prolonga entre seis meses y un año y está caracterizada por contracciones en muchos sectores de la economía”. El clima económico actual es poco optimista. Cada día la palabra “recesión” es más recurrente a nuestro alrededor y con ello es imposible no cuestionarse cómo la industria de la moda reaccionará ante este suceso y, mucho más importante, cómo los consumidores tendremos que adaptarnos al inminente cambio.
Los últimos meses, el único tema de conversación con quienes nos rodean ha sido lo caro que se ha vuelto todo. Ir al supermercado se volvió una experiencia traumática para muchos al ver la innegable alza de los precios. Según datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la tasa anual de la inflación generalizada se ubicó en 8,62% los primeros quince días de agosto de 2022, el cual ha sido su nivel más alto desde agosto del año 2000, y las subidas más agresivas están en los alimentos frescos.
Según afirma el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass: “La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión”. Aunque aún no se puede afirmar que hemos entrado en una recesión económica, todo parece apuntar que en 2023 será un hecho.
La forma en que nos vestimos, aunque muchas veces busca mostrar individualidad, trae consigo una carga simbólica de lo que está viviendo una generación. Un ejemplo muy claro de la relación bilateral entre el clima socio-político-cultural y la moda fue el New Look de Dior: después de la segunda guerra mundial, el mundo estaba saliendo de una época de catástrofe en donde la industria de la moda se vio mermada pues existía desabasto de telas, a la par que la indumentaria femenina se militarizó.
El clima postguerra se volvió optimista y esto se vio reflejado en la forma que las mujeres vestían. El New Look de Dior retomó la silueta femenina de la belle epoque, marcando una cintura estrecha y abundantes caderas, definió a un periodo entero. Grandes metros de tela eran utilizados en la construcción de estos vestidos y este guiño a la abundancia y al derroche tuvo gran éxito gracias al contexto en el que el diseñador se encontraba.
Ahora el mundo se enfrenta a una nueva crisis y con él la industria de la moda. Los consumidores tendrán que decidir si ir a la par con el cambiante y rápido ritmo de las tendencias cuando esto se vuelva imposible o buscar otras alternativas. Resulta interesante ver cómo el consumo evoluciona ante la posibilidad de una recesión económica, en donde si bien se cuenta con un presupuesto limitado, aún existe el deseo de estar a la moda.
En 2020 Zeynep Ozdamar Ertekin, profesora de Izmir University of Economics realizó un estudio titulado Consumo de moda durante crisis económicas: prácticas emergentes y sentimientos del consumidor el cuál analizaba cómo las personas accedían a distintos métodos para adquirir ropa ante una recesión económica, tomando como referencia la que ocurrió en 2018 en Turquía, donde su moneda se devaluó, índice de inflación excesiva y estanflación.
En dicho estudio se concluyó cómo “durante recesiones económicas, los consumidores se vuelven más innovadores en encontrar o crear canales alternativos de adquisición […] comienzan a cuestionarse la relación calidad-precio”. Dichos canales hacían referencia a hábitos anti-consumo tradicionales como reusar, restringir, reclamar cómo, así mismo, Ozdamar Ertekin añadió otros tres que son el reencontrar, reconsiderar y depender de los descuentos, hablando de la industria de la moda.
Cuando inició la cuarentena por la crisis del COVID-19 en 2020, se hablaba mucho de un supuesto cambio en los hábitos de consumo. Se infería que al estar en casa, nos cuestionaríamos más qué era lo que realmente necesitábamos comprar. Dos años después, vemos cómo esta hipótesis no fue acertada y en cambio, existe una tendencia al derroche y la excentricidad a nuestro alrededor. Todos quieren salir, vivir el mundo, gastar, no quieren mesura ni control, sino disfrutar.
Sin embargo, para los mexicanos las realidades de consumo son diferentes, teniendo en cuenta que la clase baja, la cuál representa el 80% de la población, gasta alrededor de 5,400 pesos al año en moda para una familia de cuatro integrantes según datos del INEGI. Evidentemente, el acceso a esta tendencia post-pandemia encuentra ciertas limitantes en el contexto del sector económico más vulnerable, mas no quiere decir que estén exentos del deseo de consumo y exceso.
Los canales de adquisición que Ozdamar Ertekin mencionaba en su estudio, son aquellos a los que la mayoría de los mexicanos ya recurrimos para adquirir moda. Una vez entrada la recesión, va a volverse casi imposible adquirir ropa de no ser por algunos de estos medios. De esta manera, surgen nuevos retos para los distribuidores para mantenerse competentes pues, al tener esta información, deberán replantearse sus estrategias si quieren continuar teniendo presencia en el mercado.
El camino de la moda es incierto, más en México donde la industria siempre ha sido inestable. No me consta que vaya a surgir un Dior que revolucione la silueta de la segunda década del siglo XXI, tampoco que surja una manera en que el consumo de moda se vuelva sustentable. Lo único que puedo afirmar es que se vienen tiempos difíciles donde vestirse a la moda se volverá un lujo al que solo unos cuántos podrán acceder. Así mismo las marcas tendrán que tener una perspectiva real del contexto que estamos experimentando para mantenerse vigentes, no solo en innovación y diseño sino también en accesibilidad.
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Bibliografía
Ávila, J. (2022, SEPTIEMBRE, 26). ¿Qué es una recesión económica y cómo se puede enfrentar? Expansión. https://expansion.mx/economia/2022/09/26/que-es-recesion-economica
Rodriguez, D. (2022, Agosto, 22). La inflación sigue al alza en México y llega a 8,62% El País. https://elpais.com/mexico/economia/2022-08-24/se-desboca-la-inflacion-en-mexico-llega-a-862-en-agosto-de-2022.html
Zeynep Ozdamar Ertekin, Bengu Sevil Oflac & Cemre Serbetcioglu (2020) Fashion consumption during economic crisis: Emerging practices and feelings of consumers,Journal of Global Fashion Marketing, 11:3, 270-288, DOI: 10.1080/20932685.2020.1754269
Sinclair, C. (2015) Vogue on Christian Dior. Harry N. Abrams.
Prado Gustavo. [trendo.mx] (2022, abril, 06). Tendencia: Moda sin dinero. Youtube https://www.youtube.com/watch?v=8BW1MdX_4K0
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Roy Zaldívar. Periodista. Le gusta escribir sobre moda, diversidad sexual y de cosas por las que pasan sus amigxs y él. No sabe hablar en público, por eso escribe.