Shein y la libertad de elegir.

Shein y la libertad de elegir.

Shein y la libertad de elegir.

Texto por Carla Patiño. Collage por Cut, paste & speak!

*

Desde que TikTok notó que estaba interesada en la moda, el algoritmo empezó a llenarse de publicidad que me invitaba a consumir. Hauls, comparaciones de ofertas, dupes estaban a la orden del día y la publicidad en pancartas, revistas y en tiendas departamentales parecía asfixiante.

En medio del caos, una de las marcas que noté se repetían constantemente fue Shein. La empresa, localizada en China, se dedica exclusivamente a vender ropa trendy a precios accesibles al público en general. Su modelo de negocio, en el que dos mil ítems son introducidos a la página diariamente, la ha llevado a ser catalogada con un nuevo término: Ultra Fast Fashion. El auge del hiperconsumismo que gira alrededor de Shein y los muchos problemas que acarrea, sin embargo, no ha sido ignorado. Y parecería que, al mismo tiempo que los hauls parecen aumentar en tamaño, también las personas se están informando qué hay detrás de la producción de ropa tan barata.

Si bien es cierto, nos hemos acostumbrado a escuchar pequeñas pastillas de información que rápidamente se transforman en peroratas interminables de por qué comprar fast fashion es dañino para el ambiente, los trabajadores y nuestra relación con el consumo, estos mismos argumentos se ven anestesiados rápidamente por otros que parecerían igual de coherentes. No existe tal cosa como el consumo ético dentro del capitalismo, se nos dice. Personas de clase media y baja no cuentan con los medios como para dejar pasar la oportunidad y los precios que Shein nos brinda como clientes. La culpa no debe estar enfocada 100% al consumidor. Y, si bien es cierto, creo que estos argumentos son totalmente válidos, hay ciertos caveats que necesitan ser añadidos a la discusión.

Primero, tenemos que entender las magnitudes de compañías como Shein y cómo, desde su participación en el mercado, su sola existencia cambia nuestra relación con la ropa que compramos. Nuestra ropa, como cualquier otro bien de consumo hoy en día, es en parte uno de los medios para demostrar nuestra individualidad. Por medio de colores, texturas, combinaciones podemos demostrarle al mundo quiénes somos, cómo nos sentimos e incluso a qué clase social pertenecemos. Porque, por supuesto, la ropa más allá de ser un mero bien de consumo, también es un reflejo de nosotros mismos. Entonces, buscando explorar nuestra propia individualidad, nos encontramos con opciones accesibles que nos permiten demostrarle al mundo diferentes partes de nuestro yo, sin necesidad de comprometerse con el estilo. Shein entendió esto

Comparaciones de mercado han demostrado que la producción de prendas de Shein ha sido más alta que Zara, H&M y otras marcas reconocidas en conjunto. La cantidad de nuevas prendas agregadas dentro de la página web de Shein solo en 2022 y considerando como mercado relevante a Estados Unidos sobrepasó los 300.000 ítems. Como comparación, Boohoo agregó 18.000 nuevos estilos, mientras que Zara y H&M no llegaron a los 10.000

Su principal estrategia de marketing, invertir en influencers de mediano y gran alcance, permite que las prendas se vean más accesibles al consumidor promedio. De la misma forma, también han formado alianzas con artistas como Lil Nas X y Katy Perry, lo que brinda a la marca un poco más de credibilidad a nivel global.

Al momento, Shein se ha convertido en un gigante del mercado de la moda. Y con esto, podemos ver que existen consecuencias medio ambientales por el uso de textiles no biodegradables, de prácticas laborales inhumanas que han sido clasificadas como esclavitud moderna e hiperconsumismo. 

Pero uno de los temas que no se ha explorado es cómo la dominancia de Shein y la normalización del ultra fast fashion podría afectar a nuestra capacidad de consumidores para elegir en un par de años. En un mundo en donde el hiperconsumismo ha sido normalizado, la dominancia del mercado de Shein (su valoración, en 100 mil millones de dólares, es más que Inditex y H&M en conjunto, de acuerdo a Bloomberg) implica que, si mantiene el ritmo de crecimiento que ha mostrado en los últimos tiempos, la compañía va a ser nuestra única opción. Otras compañías no podrán competir con el ritmo o el modelo de negocio que actualmente se está convirtiendo en el corazón de la industria.

*

DE LOS MONOPOLIOS Y LA OPCIÓN DE ELEGIR.

Una de las ventajas que tienen las compañías al constituirse como monopolios o parte de oligopolios, además de lo que implica darle todo el poder de mercado a una sola compañía, es que el consumidor pierde cualquier tipo de libertad para escoger. Esto, por supuesto, implica que es una sola compañía la que determina qué se vende, a cuál precio, sobre qué condiciones y cuál va a ser la calidad del servicio o, en este caso, prenda. 

A breves rasgos, nos encontramos con un monopolio cuando dentro del mercado una sola compañía tiene el control sobre la producción de un bien. Y, a su vez, una compañía posee poder de mercado cuando posee suficiente poder para influenciar el mercado en precio, calidad o producción. Los consumidores, al no tener más opción, se ven obligados a mantenerse atados a la compañía. Al comparar las ventas que ha tenido durante los años y cómo exponencialmente aumentan y las de sus competidores se mantienen estancadas, vemos como poco a poco Shein está acumulando poder de mercado que podría eventualmente reflejarse en un monopolio. Esto porque la compañía ha sabido acatar nuestra demanda hiperconsumista de más ropa por menos precio a niveles que se acercan a la insostenibilidad. Debido a esto, los ítems muchas veces se producen no sólo con mano de obra precarizada, si no también irrespetando derechos de propiedad de pequeños diseñadores locales.

Este poder en un grupo de compañías trae como consecuencia también que haya menos innovación, poca calidad y poco incentivo en el mercado para que los precios de los bienes sean equivalentes a la calidad que se está entregando. Entonces, por supuesto que comprar ropa a precios módicos es una prioridad, especialmente en sociedades latinoamericanas. Pero también tendríamos que preguntarnos si este precio equivale a una prenda que será usada un número aceptable de veces, o si sólo lo vemos como un objeto desechable, a merced de las micro-trends que nos inundan hoy en día.

Sí entiendo que Shein nos presenta una módica solución a la hora de escoger con qué nos vestimos. Después de todo, una de las formas de demostrar nuestra individualidad es por medio de la ropa. Lo que llevamos puesto no sólo demuestra al mundo nuestra forma de autopercepción, cómo nos sentimos o cuál es nuestro estilo, sino que también sigue sirviendo el propósito con lo que nuestros antepasados usaban sus prendas: nos protegen del clima y nos hace parte de un todo. Pero este proceso de individualización se ve en peligro cuando no existen opciones, cuando empresas locales no pueden competir contra gigantes con prácticas dudosas o cuando otros gigantes se copian del modelo de producción. La ropa, después de todo, también es política. 

Una de las formas que tenemos como consumidores de frenar este crecimiento es, más allá de las soluciones que se han propuesto, es replantear nuestra relación con nuestra ropa. Si bien es cierto comprar en tiendas de segunda mano, hacer trueque con amigxs o invertir en prendas de mejor calidad son cosas que se han propuesto y que el sur global viene practicando desde hace ya tiempo, el entender nuestra relación con la ropa es importante. A medida que pasan los años, con la inmediatez de la globalización y redes sociales, hemos visto cómo poco a poco se nos ha invitado a reestructurar cómo entendemos el consumo de la ropa como un bien casi desechable. Es valioso que como consumidores del sur global nos cuestionemos constantemente esta invitación y regresemos a las raíces que nos conectan. Esa relación que tenían nuestras abuelas y bisabuelas con la ropa que compraban o hacían, esa misma ropa que se heredaba hasta hacerse trapo, es mucho más significativa que la que podría llegar a tener con una blusa que sólo usaré una temporada y luego me parecerá ridícula.

*

Carla Patiño. Bordadora, abogada y latinoamericana. Interesada en la intersección entre feminismos, moda y derecho. Actualmente se encuentra estudiando un masterado en Derecho Corporativo en Lund University.

About the author

Melodrama

Somos una plataforma de moda en línea que busca democratizar el acceso a la moda en México y Latinoamérica a través de enfoques críticos, multidisciplinarios, sentido de colectividad y una posición anti hegemónica, anti racista y anti clasista.

CONTÁCTANOS

    Nombre*

    Email* (required)

    Asunto*

    Mensaje*

    Escríbenos

    contacto@melodrama.mx