Talla cero y otros trastornos y presiones del modelaje
Texto por Montserrat Trigo S. | Collage por Melodrama ★
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Se define como un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) a una afección médica que afecta directamente la percepción del cuerpo de una persona y su relación y visión con la comida. Una persona que padece un TCA puede llegar a comer de más o de menos, pero esto es tan sólo la parte más evidente de la enfermedad.
Un TCA va más allá de la evidente relación con la comida y el peso. Termina por desarrollar anomalías psicológicas como un elevado nivel de perfeccionismo, impulsividad, baja autoestima, conductas antisociales, entre otras. Así mismo, la escasa ingesta de nutrientes conlleva a la depresión y el incremento de la ansiedad e irritabilidad de una persona, llevando en muchas ocasiones al suicidio. La comida y el peso se convierten en un factor que, ante la persona que lo padece, es la única cosa en su vida que se siente capaz de controlar.
Este tipo de trastornos tiene orígenes multifactoriales más allá de la comida en sí misma; puede presentarse por factores psicológicos, familiares, biológicos y socioculturales. Dentro del factor sociocultural, la industria de la moda ha llegado a ser señalada como un impulsor de dichas enfermedades, favoreciendo un canon de belleza en donde la delgadez es la única forma de poder ser percibidx como estéticx.
La moda ha sido agresiva con el consumidor y con quienes se desarrollan dentro de ella desde siempre, principalmente respecto a cómo debe lucir su cuerpo. En el caso de lxs modelos, los requisitos son estrictos y la cinta, entre más reducida alrededor de tu cuerpo, mejor para el diseñador, aunque implique un riesgo para tu salud. Cuando te conviertes en modelo, te corresponde en muchas ocasiones vender el cuerpo hegemónico casi imposible… así te cueste tu salud física.
LA TALLA CERO.
Después de la pandemia, hubo una tendencia que captó bastante mi atención y es que los pantalones ya contaban con resorte en la cadera y las siluetas eran mucho más holgadas. Parecía que el mercado respondía a una demanda social Sin embargo, las últimas semanas de la moda nos han demostrado que hemos vuelto al tiro bajo, al Y2K y a las minifaldas, y con esto, a los vientres planos, los muslos que no se tocan, la talla cero o doble cero.
Como tantas tendencias en la historia de la moda, el y2k ha regresado y con ella, la indirecta glorificación de los trastornos alimenticios. Es fácil decir que cualquiera puede utilizar estas prendas cuando se tiene un cuerpo como los mostrados en los desfiles, pero cuando no, la presión social, las burlas y la crítica es más hostil de lo que se piensa, y la moda tiene una enorme responsabilidad sobre ello.
No es ningún secreto que la industria es dura pero hay cifras que aterran respecto a la salud de lxs modelos. De acuerdo con la asociación Eating Disorder Hope, se cree que el 40% de lxs modelos a nivel mundial tienen un TCA, aunque se cree que este número no es totalmente representativo y es aún más alto.
- El 54% de lxs modelos se saltan comidas.
- El 25% alguna vez se ha inducido el vómito.
- El 21% alguna vez ha sido amenazado de dejar de ser representado por su agencia o alguna marca si no baja de peso.
- El 81% está por debajo de su peso ideal o índice de masa muscular.
¿RESPONDEMOS AL DISEÑADOR O AL CONSUMIDOR?
Todxs hemos oído hablar de él, principalmente las mujeres: el famoso 90, 60, 90. Y es que son las medidas estándares para una modelo. Para muchxs es un imposible alcanzarlo y ha sido una queja común a nivel social lo diminutas que son las tallas de ropa y las medidas requeridas y los cuerpos que se representan en las pasarelas, pero también la gordofobia, la glorificación a la delgadez extrema y la normalización de los TCA en la moda han llevado a que el consumidor se torne indolente con el modelo, aplicando una doble presión sobre nuestros cuerpos.
“Yo creo que dentro del medio es muy común que se dé la crítica a nuestros cuerpos y está muy normalizado, porque es con lo que trabajamos al final de cuentas (…) pero los que están fuera del medio, por mi experiencia he escuchado que lo comentan de manera más despectiva”.
-Melina Castañeda, 22 años.
“Alguna vez en un trabajo escuché a una señora decir que yo no debería estar ahí, que era demasiado delgada y que deberían llevar modelos más reales, cuerpos reales y gente con la que la media mexicana se pudiera sentir identificada. En ese mismo trabajo, escuché a otra mujer referirse a una de mis compañeras como ´marrana´”.
-Modelo femenina, 22 años.
“Toda la gente se ha acostumbrado a algo que la moda ha ofertado (…) ahora que tienen la oportunidad de ver algo diferente, la misma gente hace comentarios tan crueles de que si no debería estar ahí por su cuerpo sin conocer sus hábitos (…). Y el consumidor, incluso la modelo súper delgada y alta tampoco le parece (…) con todas las personas de este medio se hacen comentarios sobre altura, cuerpo, tono de piel (…)”
– Ximena Lozano, 19 años
Sin embargo, por experiencia empírica de muchísimxs modelos en México y en el mundo, la industria es cruel e hiper competitiva:
“En muchos castings, los diseñadores se referían horrible a las modelos (…) a mi me llegaron a decir cara de zapato”.
-Modelo femenina, 21 años.
Cuando la presión llega por los dos frentes, la autoestima y la autopercepción cambia mucho. Es difícil sentir comodidad y satisfacción con tu cuerpo cuando todxs te exigen constantemente como debes lucir; ese es tu trabajo, lucir como te piden que luzcas. Cuando no cumples la expectativa de nadie, ni dentro ni fuera del medio, es un golpe brutal como modelo. Por más preparadx que estés, te deja la sensación de que quizás no sirves para esto. Por tener las medidas exactas, por tener menos, por tener más, al final nadie está satisfechx y el modelo es el más incomodx consigo mismo. Dejas de ser una persona. Te sientes reducido a un número. Un número que no le termina de gustar a nadie.
CAÍDA LIBRE A UN TCA.
En un medio donde siempre te recuerdan que eres reemplazable, donde no importa cuánto te esfuerces, lo mucho que subas o bajes y cuánto te cuides, siempre existe la insatisfacción del cliente y el público, y la talla cero siempre amenaza con volver, es fácil caer en la frustración y es fácil que, cuando no se cuenta con todas las herramientas necesarias para acceder a la atención adecuada de la salud mental, se caiga en conductas relacionadas a los TCA.
Han existido marcas y agencias que desean incluir distintos tipos de cuerpos, pero en el mercado capitalista la oferta se rige por la demanda, la cuál tiende a volver a la talla cero.
Como se mencionaba previamente, un TCA no se desarrolla solo por el ambiente en donde se está, sino que existen toda una serie de factores que llevan al desarrollo de dicha enfermedad. De igual manera, caer en ellos no es una elección, y lxs modelos no aspiran a ello, mucho menos lo desean o lo toman por sentado al momento de iniciar sus carreras, pero la hostilidad del ambiente de la moda, factores de la infancia del modelo, sus propios factores genéticos y su contexto sociocultural influyen en que desarrolle un TCA.
“Honestamente, días antes de alguna pasarela o fitting me mato de hambre y hago ejercicio para verme bien”.
– Modelo femenina, 21 años.
“Le tengo tanto miedo a comer y cada que me encuentro a mí misma disfrutando mi comida siento miedo. Siento miedo de perder mis medidas, porque me costó demasiado llegar a ellas. Me duele mucho saber que mi felicidad depende demasiado de mi delgadez”
-Modelo femenina, 22 años.
“Nunca como nada sin antes y después pensarlo una y otra vez, a pesar de tener “controlado” mi trastorno, los pensamientos jamás se van(…) creo que a este punto ni siquiera puedo verlo de forma objetiva ya que la delgadez es un ideal que no puedo eliminar de mis metas(…)”
-Modelo femenina, 24 años.
RESPONSABILIDAD CONJUNTA.
Un TCA no es una enfermedad exclusiva de la moda, ni de las mujeres, ni de adolescentes o adultos jóvenes. En otras disciplinas tales como el ballet o la gimnasia también se han normalizado, pero la moda sí carga una responsabilidad de haber glorificado dichas enfermedades y convertirlas en medios viables para alcanzar el ideal estético impuesto.
En pleno 2023, el regreso de la talla cero y doble cero es una amenaza para modelos y consumidores. Cuando como consumidores le seguimos exigiendo al modelo estas tallas seguimos replicando narrativas en donde el modelaje es una profesión que pone la salud física y mental de la persona en riesgo; nos convertimos en cómplices. Dentro del medio, cuando ignoramos los síntomas de un TCA, e inclusive los fomentamos, seguimos perpetuando la misma narrativa y estamos contribuyendo al deterioro de un colega.
Lxs modelos son una pieza clave en la industria y nuestro trabajo debe ser digno y no tiene porqué comprometer nuestra salud física y mental.
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Montserrat Trigo S. estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Autonoma de Guadalajara con especialidad en Asia Pacífico y Diplomacia Cultural. Es una modelo emergente en la agencia Hard Management de Guadalajara.