Cuando el punk dejó Europa para llegar (y quedarse) en el barrio.
Texto por Cinthya R. ★ Fotografías por Kath Vertiz
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El simple hecho de escuchar la palabra «punk», nos remonta (o al menos debería) a algo más que sólo una canción, una banda o una diseñadora; se ha utilizado para referirse a lo segregado, lo que se sale de la norma, lo cual tiene estrecha relación con las formas de expresión originadas en ciertos sectores de la sociedad, como menciona Fidencio Cruz para una investigación del punk en México: «Esta visión le adjudica al punk un significado basado en las condiciones socioculturales y de comportamiento en una estructura social […] Desde esta perspectiva comprende una clasificación social en donde representa lo más bajo y repudiado por una sociedad»1.
Estas formas de expresión se traducen de muchas formas y una de ellas es la moda. La forma en que el punk a través de la música fue moldeando la identidad y el estilo personal de este grupo al buscar en todo momento dar un mensaje a la sociedad de rechazo hacia la norma. Nos interesa indagar más allá de lo que ya sabemos sobre Europa, es decir, ¿cómo llegó el punk a los barrios y las colonias populares de CDMX y el Estado de México? puesto que la moda se crea y se modifica en cualquier lugar, reflejo de su contexto.
APROPIARSE DE LA DECADENCIA
El punk como expresión musical, visual y artística en general, siempre ha sido una forma de apropiarse del caos, y hacer algo en respuesta a sentirte segregadx en una sociedad que pareciera no verte y no querer hacerlo.
A finales de los 70’s, ante la decadencia inglesa como resultado del mayor índice de desempleo que se tuvo desde la Segunda Guerra Mundial, de la inflación, los bajos niveles de educación, huelgas y por supuesto, la recesión, no existían muchas figuras que fueran identificables para el sector proletario. Con vestimentas extravagantes y costosas, drogas y joyas finas, al estilo de Freddie Mercury o Elton John, o los sueños ya abandonados de prosperidad y paz de los hippies de los 60’s, la sociedad parecía vender una ilusión que ya era poco o nada realista en dicho contexto, y que estaba ahí sólo para recordar la miseria y la desigualdad que las clases bajas tenían que padecer todos los días.
El punk fue una forma de dar identidad a una generación que no concebía vivir marginadx sin que la rebelión y la rebeldía fueran de la mano.
En México, el punk aterrizó a finales de los 70’s gracias a la clase media/alta principalmente del sur de la CDMX, el cual tenía los medios para viajar, comprar instrumentos y, a través de vestimentas caras directas de Londres, artículos de cuero y los recursos para formar diferentes bandas, comenzaron a popularizar (y banalizar) el punk en las discotecas cercanas a las zonas de Polanco y Zona Rosa. Bandas como Size, Dangerous Rhythm o Rebel D’ Punk, fueron de los primeros proyectos que trajeron el punk rock al país2.
Era inevitable la expansión de ésta nueva corriente hacia las colonias populares y barrios de la CDMX y el Estado de México, pues fue Iztapalapa, Naucalpan, Nezahualcóyotl, entre otros, los que avivaron de nuevo la esencia original del punk, partiendo de la identificación y la conciencia de su situación en términos económicos, sociales, políticos y educativos.
La periferia de la Ciudad de México durante la década de los 80’s se enfrentaba a muchas de las condiciones de desigualdad que permean en la actualidad y que resultan muy evidentes al compararlas con el centro y el sur de la CDMX: la centralización y el transporte deficiente volviendo inaccesibles las oportunidades de educación, salud y recreación; la marginación a través de prejuicios sobre los barrios y colonias específicas. Las formas de expresión y los estilos que surgen desde las periferias siempre han sido criticados, menospreciados y juzgados, intentando apartarnos de la moda a través del elitismo y racismo para después apropiarse de lo nuestro, blanqueándolo y quitando de nuestra ropa, nuestros cabellos alborotados y nuestros accesorios, el mensaje que siempre hemos querido dar: furia, rabia y ganas de hacerse escuchar.
Fue así como a través de vestimentas más sencillas, tenis sucios, pantalones rotos, playeras entalladas, artículos de segunda mano, y la cultura del DIY, a través de fanzines y tocadas locales y clandestinas, Los los jóvenes de municipios del Estado de México como Nezahualcóyotl o Ecatepec, expresaron su inconformidad hacia la desigualdad, el autoritarismo, etc., y adoptaron los ideales de la rebelión hacia la sociedad en la que se encontraban y que constantemente les segregaba.
Y es que entender el impacto de un género musical socialmente, no es para menos, Arcelia Salomé en 2012, referencia a Fouce (2006) para dar cuenta de que los géneros musicales son algo enunciativo y permite conectar la música con los marcos sociales en donde se gestan, pero a su vez, estos pueden cambiar el mundo social, construyendo nuevos sentidos, significados y colectivizando experiencias a través de un mismo género. Dichas formas simbólicas y condiciones del contexto se expresaban en la imagen del punk, a través de artículos hechos por ellxs mismxs, de ropa de las pacas de los tianguis de la CDMX, parches con mensajes políticos, modificaciones en las prendas también a forma de resistencia ante el consumismo y para reapropiarse de ellas con un estilo personal, pero también cabellos en punta, de colores, crepés exagerados, maquillajes potentes y cargados, modificaciones corporales, etc. Todo esto también actuaba como una forma de resistir hacia la hegemonía de los cuerpos, los estereotipos y roles de género.
En una serie de entrevistas sobre el impacto del punk, varias personas mencionan que además de concebir al punk como una forma de expresar, visibilizar y gritar lo que no se quiere ver pero está ahí, también actúa como una forma de reconocimiento propio a través de éste. Reconocer tu realidad, aprender a nombrarla, el racismo, el clasismo, elitismo, la segregación, la discriminación, la misoginia, el machismo, y construir a partir de eso nuevos significados, nuevas formas de ser y de percibirte a ti y lxs demás, da incluso un sentido de exclusividad donde ya no se quiere ser ni verse como los burgueses de la ciudad. En busca del sentido de pertenencia con iguales y con personas que compartieran su filosofía, se crearon espacios dedicados a celebrar la pluralidad, lo diferente, lo grotesco y desagradable a ojos de otros, espacios de expresión donde se pudiese compartir música y arte nacional e internacional.
La cultura del punk brindó esa posibilidad de “emancipación” como resistencia a una estructura de dominación, opresión, autoritarismo y desigualdad.
El punk se ha mantenido presente en nuestro país de muchas formas, sin embargo con el tiempo se han cuestionado problemáticas dentro del movimiento y de las que se deben de hablar, como lo son prácticas discriminatorias, misóginas, homofóbicas y racistas, aún cuando todo lo anterior hayan sido motivos de protesta en el movimiento décadas antes. Cuando se habla de la importancia y relevancia que ésta cultura sigue teniendo en nuestro país, de nuevo encontrándonos en un contexto de crisis en todos sentidos, incertidumbre sobre el futuro, y donde cada día al identificarse con él, nuevo público joven llega con la energía e interés de expresarse. Ejemplos de esto son la creación de tianguis autogestivos como protesta en espacios académicos como la UNAM, pasarelas de drag y de looks con ropa modificada de las pacas, tokines autogestivos en diversos espacios de la CDMX, bandas de morras, etc.
En pleno siglo XXI, el punk necesita ser inclusivo y cuestionando; necesita seguir construyendo y ofreciendo sentido de comunidad, resistencia y conciencia.
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BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS
[1] Cruz R. F. (2006). Educación informal: La cultura punk en el tianguis cultural del Chopo. [Tesis de Licenciatura]. Universidad Pedagógica Nacional.
[2] Suárez M. (2021). LA ESCENA PUNK MEXICANA EN 10 BANDAS. YACONIC.
[3] López Cabello. (2013). La música punk como un espacio identitario y de formación en jóvenes de México. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 11 (1), pp. 185-197.
[4] Redacción AD. (2023). Punk por siempre, 30 años de resistencia en Toluca y Metepec. ADN Noticias
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Cinthya R. Estudiante de psicología social en la UNAM. No binarie, antipatriarcal. Desde las periferias busca TRANSformar la expresión y contruir desde la calidez.