La insostenibilidad del lujo en la moda colombiana y latina.
Texto por Camila Rua ★
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“Me llegó una oferta para trabajar con Agua Bendita en la parte de bordados y tejido a mano y pues… Lunes a sábado, jornada completa por el mínimo (323 USD)”1 comentó @conchaforonda en X, al mismo tiempo, un vestido de baño de esta sofisticada marca colombiana puede costar hasta un aproximado de 150 USD -casi medio salario mínimo colombiano-. Días antes, en Colombiamoda 2024 una de las palabras más constantes fue lujo, tanto en las marcas que promovió Colombiamoda para apostar por la internacionalización de la moda colombiana, como en las charlas del pabellón del conocimiento.
Aunque hoy el lujo parece una característica que se puede alcanzar si se es parte de algunas experiencias relacionadas al consumo – como viajes o compra de ropa de marcas europeas. Esa palabra que hoy parece inofensiva, el lujo, ha sido un marcador de clase y una forma de ostentar poder económico y social.
Un ejemplo para entender una de las formas de funcionamiento del lujo durante el siglo XIX en Latinoamérica, particularmente en Bogotá, Colombia, es con la diferenciación de los artículos determinados como ingleses y de lujo, que tenían una relación con la clase y no precisamente con el origen del artículo. Ya que la clase alta consumía costosos juegos de mesa, ropa lujosa, e incluso cerveza y vidrio inglés, mientras que los campesinos compraban algodón barato y manufacturas de lana inglesa. “Por lo tanto, el origen de los bienes parece haber sido reconocido explícitamente cuando éste era ‘registrado’ como un bien de lujo para el consumo de la clase alta, e ignorado intencionalmente cuando estaba destinado al consumo de las clases bajas”, explica Otero en el artículo “Jeneros de gusto y sobretodos ingleses”: El impacto cultural del consumo de bienes ingleses por la clase alta bogotana del siglo XIX .
Con lo anterior se pueden observar las herencias clasistas que acompañan el uso de la palabra lujo, aunque sea imperceptible con una mirada superficial.
¿DEMOCRATIZACIÓN DEL LUJO?
La búsqueda por trasladar y adaptar el lujo para Latinoamérica, específicamente, en Colombia se puede evidenciar en las charlas y marcas que promueven la democratización del lujo, el lujo sostenible, el lujo artesanal durante Colombiamoda 2024. Sin embargo, ese trabajo e insistencia por relacionar la moda latina y colombiana con el lujo pone en la mesa la conversación y el cuestionamiento sobre lo que estamos entendiendo o no por lujo, a quién está dirigido y qué significan estos cambios para la mayoría de los habitantes de los países latinos que, de acuerdo con la CEPAL, en 2023 tenían una tasa de pobreza del 29%, lo que representa 183 millones de personas pobres.
Respecto a las anteriores preguntas lo que se entiende por lujo en la charla “Democratización del lujo: impacto y estrategias de comunicación” es utilizar estrategias del mercado del lujo diferentes a la exclusividad para su democratización, estrategias como la atención al detalle, la conexión emocional con el consumidor y creación de experiencias. Sobre el lujo, Juan Moore dijo en la charla que “es un concepto infinito, antes siento… que chévere que todo sea lujo, imagínense lo delicioso que fuera que todas las cosas que tuviéramos tuvieran ese incentivo de hacernos sentir”1 y siguiendo ese camino con las estrategias de comunicación aparecen ideas de lujo sostenible y lujo artesanal.
Un ejemplo de ello es la marca Bee Surreal que tiene como lema de marca: “sostenible es el nuevo lujo”, y que podemos evidenciar en sus posts de Instagram con inscripciones como “lujo es ser consciente, lujo es ser libre, lujo es Bee Surreal”. Todo lo anterior, a simple vista, parece estar haciendo más accesible el lujo, pero la otra cara de la moneda de este discurso es que vuelve asuntos básicos un lujo, como ser libre o ser consciente. La pregunta es: ¿quiénes pueden acceder a ese lujo?, ¿es que acaso es posible considerar libre a una persona que trabaja para vivir, que vive en la precariedad y no puede acceder a derechos humanos como alimentación, salud, educación y vivienda?, ¿será que esa persona puede darse el lujo de pensar en lo consciente y en lo sostenible?
Entonces, a la pregunta que hicieron en la charla ¿si se logra democratizar el lujo no deja de ser lujo? La respuesta no es que chévere que todo sea un lujo o que chévere que todo tenga el incentivo de hacer sentir como si fuera de lujo: lo que realmente pasa es que no va a dejar de ser de lujo, porque para muchas personas, aproximadamente 183 millones de personas en Latinoamérica, seguirán siendo un lujo.
Sin embargo, qué implica lo anterior para quienes pueden acceder al lujo de ser consciente, de ser libre y de comprar estas marcas ocasionalmente. Para entenderlo es necesario remitirse a la noción de conciencia de clase del marxismo, Marx explica que: “el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”2.
Entonces si lo social determina la conciencia, la posibilidad de acceder a elementos y experiencias de lujo puede generar una falsa sensación de pertenencia a las clases medias o altas. A pesar de que las dinámicas de consumo de esos artículos por parte de la clase media o baja son diferentes. Por ejemplo, para poder acceder a estas experiencias dependen del salario recibido como resultado de la explotación de su trabajo enajenado. Es decir, las formas de acceso a un estilo de vida lujoso no son consecuencia de rentas recibidas o de las ganancias generadas y obtenidas por la explotación del trabajo enajenado de otros. De manera que la clase alta no tiene las mismas dinámicas de consumo que las clases medias y bajas, las personas que hacen parte de la primera no deben ahorrar, ni esperar a fin de meses para recibir dinero por su trabajo para poder consumir.
Aún así la idea de poder consumir elementos y experiencias iguales o similares aporta a construir una conciencia de identificación e igualdad con la clase alta y no permite que se sea consciente de la clase social a la que se pertenece.
LUJO CONSCIENTE POCO SOSTENIBLE.
Por otro lado, el camino del lujo consciente y sostenible de marcas como Bee Surreal se plantea como una posible solución para la crisis medioambiental desde la industria de la moda. Para ello, las prendas son hechas con procesos sostenibles, por ejemplo, los procesos de la marca mencionada anteriormente incluyen el uso de telas más sostenibles, la producción colombiana local, el 4% de las ventas para las abejas y el uso de empaques reutilizables. Esta marca al ser una de las promovidas por Colombiamoda 2024 para apostar por la internacionalización de la moda colombiana se alinea completamente con lo que describió Vogue México y Latinoamérica: “Latinoamérica, así como lo propuso Inexmoda, está en camino a convertirse en un hub de talla mundial en cuanto a la sostenibilidad, la versatilidad y la redefinición de la moda de lujo” en el artículo “La edición de Colombiamoda 2024 brilló con sus propuestas de sostenibilidad”.
Ahora, realmente qué están haciendo las marcas para vender ese lujo sostenible, en primer lugar, aparecen los materiales, que hacen parte de uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad: el medioambiente, en el caso de Bee Surreal en su página se menciona que encuentran “las mejores telas elaboradas con plástico reciclable o con procesos más limpios que disminuyen la huella de carbono y nos rodeamos de proveedores de talla global que estén certificados por sus procesos honestos y amigables de producción; todo esto con la premisa de no tener que renunciar a la moda, calidad ni comodidad”.
Sumada a la ambigüedad sobre los materiales específicos que utilizan, se encuentran varias contradicciones en la página web de la marca respecto a los materiales, por ejemplo la Camiseta wave, la describen como una camiseta de algodón de tacto frío, mientras que en los detalles del producto se encuentra la siguiente inscripción: “telas sostenibles elaboradas a partir de un chip de poliéster reciclado”, esta, además, aparece en la mayoría de los artículos de manera indistinta, por ejemplo, en la prenda Fusion chaleco crudo que en la descripción es un chaleco de lino, o en los vestidos de baño que en su mayoría no tienen mayor especificación de los materiales aparte de la inscripción mencionado anteriormente.
Es decir, desde la página web hay poca claridad respecto al origen de los materiales, lo que no permite saber, ni analizar qué tan sostenibles son los materiales que utilizan. Esto atenta contra algunas de las 169 metas propuestas por la Agenda Global de Desarrollo Sustentable como: “crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas” y “garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales».
Sin embargo, la falta de transparencia aparece en otras marcas de carácter internacional como Sandra Weil en diferentes niveles, aunque no se presentan como una marca de lujo consciente. La marca mexicana Sandra Weil menciona los materiales que utiliza y el origen: “Peruvian pima cotton, peruvian artisanal alpaca, french jacquard, spanish crepe and taffeta, mexican linen, 100% mexican artisanal embroidery” pero desconoce de los mismos procesos de producción de materiales, los que se podrían ser informados al referenciar a los distintos proveedores o por medio de los diferentes certificados como GOTs, Textile Exchange, u otras iniciativas.
Los problemas que implica no tener transparencia respecto a los procesos de producción se relacionan con la venta de productos y adquisición de un valor agregado para esos productos por su consciencia o lujo ambiental que se refleja en los precios de las prendas y el valor de las empresas. Sumado a esta problemática se encuentra que las marcas realmente no promueven un cambio de fondo para un consumo sostenible y que es disminuir en la mayor medida el consumo innecesario, en cambio lo que las premisas como la de Bee Surreal se sustentan en “no tener que renunciar a la moda, calidad ni comodidad”.
Aún así, estos no son los problemas principales que trae el lujo sostenible, que ya se mencionaron en la parte anterior, están directamente conectados con que el discurso del lujo «sostenible» convierte la sostenibilidad en un privilegio y marcador de clase. De este modo un compromiso social y medioambiental al que todos tienen derecho a acceder y deberían hacer uso para atenuar las consecuencias de la crisis climática se convierte en un bien para unos pocos tanto por el discurso de las marcas y la carga simbólica que tiene el lujo como por los precios de las prendas.
¿LA VALORACIÓN DEL TRABAJO ARTESANAL ES EL LUJO?
Continuando con los valores y la resignificación del lujo se encuentra el lujo artesanal que resalta lo hecho a mano, según Vanessa Rosales, académica y crítica de moda colombiana para Vogue México y Latinoamérica: “el lujo Latinoamericano se encuentra en nuestros tejidos ancestrales, en esas piezas que son hechas a mano, que toman mucho tiempo en su elaboración y cuyo conocimiento para su producción proviene de legados familiares y conocimientos ancestrales que pasan de generación en generación”.
Con esta dirección hay diferentes marcas que utilizan el lujo artesanal como base para sus creaciones y elemento de sus valores de marca. Un ejemplo de ello es Bless Handmade Style, otra de las 8 marcas que promovió Colombiamoda 2024 para representar lo mejor del diseño latinoamericano y su apuesta por la internacionalización, esta empresa se define como: «Bless HS es más que una prenda. Es una experiencia de lujo creada en torno a una tradición familiar donde la pasión por el arte, la moda y la artesanía de lujo es el punto de partida”.
A pesar de este discurso, y al igual que otras marcas que en sus descripciones incluyen la búsqueda por contribuir al tejido social y generar un impacto social, en la página web de Bless HS no se encuentra información sobre las maneras en que aportan para que esto suceda. Aquí vemos nuevamente la falencia en cuestión de transparencia y toma importancia el segundo pilar fundamental de la sostenibilidad, lo social, ya que, a través de este se busca promover el empleo digno, la reducción de la desigualdad y la sanidad.
Esas medidas son fundamentales para el trabajo artesanal, ya que una de las circunstancias que predominan en la producción de este mercado es la precarización, debido a que los trabajadores en América Latina en su mayoría hacen parte de población vulnerable, mujeres, indígenas y afros. De acuerdo a lo que explica Vega: “ al constituir el movimiento del capital un escenario de explotación y apropiación de la riqueza social en un mercado mundial, es posible entender que el desarrollo del trabajo creativo, como trabajo articulado a prácticas de producción de bienes de lujo, se encuentre como un espacio de producción informal ajustada a la precariedad económica de jóvenes, mujeres y adultos mayores, que son expulsados del trabajo formal y legal, lo que se considera como un espacio laboral de transición que atenúa la desigualdad social y económica, con oficios técnicos de baja inversión en ciencia y tecnología, y con ingresos económicos igualmente bajos”3.
En otras palabras, las declaraciones de impacto positivo y de oportunidades laborales que mencionan las empresas abanderadas por el lujo artesanal no son suficientes, ya que puede perpetuar las condiciones de precariedad y expulsar a estas poblaciones de tener trabajos formales, legales y con salarios que reconozcan sus conocimientos.
Lo anterior se puede ilustrar con el comentario realizado en X por @conchaforonda sobre la oferta laboral que presenta la marca colombiana Agua Bendita y que hoy es reconocida internacionalmente por sus trajes de baño. Específicamente, la oferta mencionada por @conchaforonda está constituida por: “salario mínimo legal vigente ($323 USD), después de los 6 meses se nivela salario a $1.503.360 ($374 USD) + prestaciones de ley + auxilio de transporte. Horario: lunes a sábado de 6am a 2 pm – disponibilidad para hacer horas extras máximo dos por día”.
Una oferta que apenas cumple con los mínimos de contratación en Colombia y en el que se observa cómo, económicamente, no se valoran los conocimientos y saberes de los artesanos. Esas mismas artesanas son a las que en su página web nombran como “el corazón de nuestra marca”. Además, en la historia de la marca se puede observar el trabajo con mujeres en situaciones de vulnerabilidad al no poder tener otras opciones de empleo: “a través de familiares y amigos, tuvieron la suerte de conocer a mujeres de Medellín y sus pueblos aledaños que resultaron ser las mejores socias que podían pedir. Estas mujeres, que por lo general no podían trabajar porque tenían que quedarse en casa y cuidar de sus hijos, eran artesanas inmensamente talentosas con la capacidad de desarrollar creaciones impresionantes desde sus hogares. Han sido nuestras socias de confianza desde entonces”, discurso a través del que no se puede saber las condiciones en que trabajaban, ni cuál fue su remuneración.
Regresando al lujo, aparece la pregunta de qué están entendiendo las marcas de moda por el lujo artesanal. De acuerdo a Sandra Jaramillo, directora creativa de la corporación Pallay y que presentaron su colección en el marco de Colombiamoda 2024 en una actividad del Circuito ciudad que estaba abierta al público de manera gratuita es: “lo que entendemos por lujo artesanal es como lo minimal pero que es hermoso, que es estético, que se ve elegante, nosotros diseñamos colecciones que son de moda casual pero que son a partir de básicos con unos pequeños detalles artesanales se vuelve una prenda de lujo, eso es lo que llamamos lujo artesanal”.
A través de esa declaración se puede observar la tendencia de homogeneización que explica Vega: “al no tener una conexión directa con lo local para su diferenciación, sino que su especialización se produce en el valor agregado que le imprime el diseño, el material u otro componente tecnológico y social, refuerza la idea de un trabajo artístico y de diseño que intenta separar la carga tradicional y folclórica de los productos a un eje de comercialización con mayor especialización técnica”, la capitalización de lo artesanal implica la perdida de los valores tradicionales, populares y locales que tienen grabadas el trabajo artesanal, que no entran en las concepciones globales de elegancia y lujo.
Al igual que en las secciones anteriores al pensar estos elementos acompañados del lujo y usarlos como una estrategia de ventas, comunicación o sin una entendimiento a profundidad de las situaciones de las personas que no son su público objetivo terminan por alejar los productos culturales de los circuitos de circulación anteriores al lujo, a los productores y sabedores al no poder adquirirlos por el precio, que de acuerdo a la oferta laboral compartida por @conchaforonda equivale a aproximadamente un tercio hasta la mitad de sus salario mensual.
Para terminar, aunque es necesario tener enfoques en sostenibilidad y artesanía en eventos como Colombiamoda 2024, por su gran importancia para la industria nacional y latina. La resignificación del lujo, que pretenden adelantar para internacionalización de la moda colombiana, es ambigua y peligrosa cuando se analiza a profundidad el trabajo realizado por las marcas, tanto las promovidas por el evento como otras marcas que ya tienen un reconocimiento internacional. Gracias a ello se puede decir que hay una pobreza en el cuestionamiento necesario para la resignificación de un concepto como el lujo, que tiene una historia marcada por el clasismo y el capitalismo.
El avance de la industria nacional y latinoamericana es fundamental para las dinámicas económicas del país, pero ¿realmente la redefinición del lujo debería estar acompañada de dudosas prácticas laborales, desconocidos procesos de producción y poca conciencia social?.
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BIBLIOGRAFÍA
[ 1 ] Inexmoda. (2024, August 9). Democratización del lujo: Impacto y estrategias de comunicación en la moda [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=wToS-CPAt1k
[ 2 ] Marx, Karl. 1982. Introducción general a la crítica de la economía política. México: Siglo XXI.
[ 3 ] Vega, D. (2019). «Del trabajo cultural al trabajo creativo: Aproximaciones conceptuales a la transformación de la actividad artesanal» en El Artista: Revista De Investigaciones En Música Y Artes Plásticas, 16, 4. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7277661.pdf
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Camila Rua es una periodista colombiana maestrante de Sociología en la Universidad de Antioquia en Medellín. Su trabajo se ha enfocado en el género, la historia, las modas y el vestir en Latinoamérica. Le encanta crear nuevas pintas (outfits) con prendas que ya tiene y transformar ropa en desuso.
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